viernes, 4 de mayo de 2007

Etapa 7 - Cadavo - Lugo

Tenía ganas de llegar a Lugo, incluso me planteé continuar el día anterior y no pernoctar en Cadavo pero el problema es que no hay suficientes albergues como para estirar las etapas a una distancia de entre 30 y 40 kilómetros y muchas quedan a menos de 30 kilómetros.


Pero la etapa se hizo corta a la velocidad a la que andamos los cuatro con el ritmo que hemos cogido en una semana de peregrinación y a la hora de comer ya estábamos llegando a Lugo. El albergue estaba genial, Antonio, el hospitalero, nos trató muy bien y nos anunció que al día siguiente se nos uniría el camino francés al camino primitivo, me sorprendió esa forma de verlo, pero es real, puesto que este camino es del año 800, de cuando Alfonso II peregrinó desde Oviedo, el resto de caminos son posteriores. Nos contó alguna historia más, nos aconsejó sitios para comer y tapear y todo se le hizo poco para hacernos sentir como en casa. La verdad es que con gente así da gusto.



Después de comer llegó el momento de la despedida, el grupo se dispersaba: Domingo se iba a La Coruña a pasar el fin de semana, y Ángel prefirió dejar el camino en Lugo para poder retomarlo tranquilamente desde ahí en otra ocasión. Nos tomamos un vinito con Domingo y le acompañamos al autobús después de hacernos la foto de grupo.


Estuvimos toda la tarde viendo Lugo, dando vueltas por la ciudad, es una ciudad coqueta y bonita, me gustó la muralla, por la que paseamos y vimos bastantes corredores dando vueltas a ella. La catedral está muy chula, fuimos a sellar allí la credencial.


Para cenar, lo hicimos a base de tapas que nos ofrecían con cada vino en los bares de una calle típica. Es alucinante como, por incluso menos de un euro el vaso de vino, nos ofrecían primero un pincho y después una tapa de pulpo, jamón, champiñón, etc.


Después Ángel se fue a la estación y los demás a dormir con la tripa llena...